miércoles, 18 de abril de 2012

S.T.


Hoy no cantes,
calla,
calla con ese silencio
de cementerio
que me encanta.
Calla, mi vida, calla
y olvida que
estamos en Comala.

Siente la brisa
lapidar tus huesos
y calla,
escucha el compás de la muerte
danzando en las calles
pobladas de almas en pena.

No cantes, mi cielo,
que no hay porqué cantar.
Todos nos estamos quedando acá,
en este purgatorio terrenal,
donde no hay nada
que hacer,
sino salir de las tumbas
para fingir
que nada ha pasado.



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